Adiós a un excelente sacerdote

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Un amigo me envía la crónica publicada con motivo de su muerte. Y verdaderamente da gusto traer al Blog, donde comparecen tantos curas deplorables, uno que dejaba tras él el buen olor de Cristo. Jubilado siguió prestando, hasta su muerte, el ministerio sacerdotal. Y acrecentado. Porque en lugar de irse a su casa recibió más carga pastoral que la que tenía.
El Valle del Isábena tiene cuatro ayuntamientos que en total suman setecientos vecinos. En su funeral había unas mil personas. Con los dos obispos diocesanos: el emérito y el actual. Concelebraron más de sesenta sacerdotes. Se fue con el cariño, el respeto y la admiración de convecinos y feligreses. Benditos los curas que se van así al encuentro amoroso de un Señor tan bien servido.
Leed el artículo que os enlazo. Sé que hay muchos sacerdotes así. Los que no lo sean bueno sería que procuraran imitarle. Por su propio interés. Que es ciertamente doble. El más importante el abrazo de Cristo al siervo bueno y fiel. Pero también muy importante, aunque sólo sea en el aspecto humano, el cariño de sus fieles. Pobres sacerdotes aquellos que ni en vida ni a su muerte importan a nadie. Qué vida más malograda.
Francisco José Fernández de la Cigoña.

1 comentario:

  1. Lamento la muerte de este sacerdote, pero celebro su obra y la memoria de su gente que lo recuerda con tanto afecto

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