Procedo
de La Franja, ese territorio de Aragón que linda con Cataluña,
concretamente de Laguarres, en el Valle del Isábena, comarca de La
Ribagorza, y que los catalanes, como cualquier grupo nacionalista que
se precie, reivindican.
Ya
se sabe que todo lo que les rodea es suyo. También las obras de arte
de nuestras parroquias y ermitas, antaño pertenecientes al Obispado
de Lérida, y actualmente al de Barbastro-Monzón, que se llevaron en
depósito, “para protegerlas”, y se empecinan en no devolver,
pese a que todas las sentencias dictadas al respecto, tanto civiles
como eclesiásticas, les han sido desfavorables.
Somos
conscientes de que los nacionalistas siempre tienen razón. Y caso de
no tenerla, se aplica el apartado anterior. Lo mismo sucede con el
Derecho: es bueno cuándo nos favorece, pero cuándo no, es
irrelevante, puesto que la voluntad popular está por encima de la
Ley. ¡Y se quedan tan panchos! Han descubierto el uso alternativo
del Derecho. ¡A buenas horas, mangas verdes!
Dos
no riñen cuándo uno no quiere, dice el refrán, pero el número de
impertinencias, desplantes, latrocinios y mala educación que todos
podemos soportar, es limitado, tanto las personas como las
instituciones jurídicas. Y Cataluña mucho me temo que hace ya años
que ha superado el cupo permitido…
Desde
el jubilado que tiene un apartamento en la playa, y cuyos dineros son
muy bien recibidos cuándo va allí a veranear, pero al que le niegan
la receta farmacéutica cuándo necesita una medicina que tiene
prescrita por su médico de cabecera, pasando por el moribundo a
quien la ambulancia catalana deja literalmente tirado en Fraga, nada
más pasar la “frontera virtual” entre Cataluña y Aragón, pues
esas son las instrucciones recibidas de sus jefes, conforman un
conjunto de gestos de mala educación que a muchos aragoneses y
españoles nos tienen ya hasta el gorro.
Y
lo curioso del caso es que Barcelona es una ciudad amable, muy
amable, dónde da gusto estar, en la que no tienes problema alguno
para hablar en español, y con un nivel cultural, social y económico
que ya querían para sí la mayoría de las capitales de la España
interior.
¿Qué
nos está pasando? Yo creo que son años de sembrar cizaña, y ahora
Mas y sus secuaces están empezando a recoger los frutos. Riñas
familiares, imposibilidad de hablar de política hasta entre
hermanos, para evitar discusiones, riñas y enfrentamientos.
Unos
mozos de escuadra, veintitantos mil, nada menos, totalmente
divididos, entre constitucionalistas y los que podríamos llamar
separatistas, que ojala no acaben utilizando sus armas contra España
y los españoles...
Trato
despectivo hacia el no catalán, incluso de adopción, el famoso
“charnego”, muchos de los cuáles, como mis tíos, han trabajado
toda su vida en Cataluña, pero al parecer carecen de lo que
podríamos llamar la “legitimidad de origen”. En fin, hablando
claramente, racismo, puro y duro, disfrazado de catalanismo, de
nacionalismo o de separatismo, que para el caso es lo mismo.
Y
desprecio hacia quienes no piensan igual que ellos, hacia los
millones de catalanes que se sienten catalanes pero también
españoles. Según los separatistas este tipo de catalanes son de
segunda, por no decir traidores, hacia esa patria catalana que sólo
existe en sus delirios.
Yo
he estado varios años dando clases del Grado en Derecho en una
prestigiosa universidad privada, en Barcelona, y debo decir, en honor
a la verdad, que nunca tuve problema alguno.
Todas
mis clases siempre fueron en castellano, entre otras razones porque
no se hablar catalán, aunque lo entiendo, pues los de La Franja
hablamos una especie de chapurréau, que algunos se empeñan en
llamar aragonés, y los alumnos, o más bien compañeros, pues eran
ya adultos (y algunos incluso adúlteros, como comentaban con sorna),
me lo hicieron muy fácil, pues fueron extremadamente amables.
No
detecté enfrentamientos o problemas de convivencia, por lo menos a
nivel de calle, en las tertulias, cafeterías, restaurantes, etc.
Entonces, ¿porqué en las altas instancias parece que estamos en una
especia de pre guerra civil? ¿Se trata de ocultar las propias
carencias, la incompetencia de Más y sus correligionarios para
solucionar los problemas de Cataluña? ¿Pretenden tender una cortina
de humo para que los latrocinios de la familia Pujol y CIU pasen más
desapercibidos…?
Soy
creyente, y le pido a Dios que el próximo día 27 la mayoría
natural de los catalanes sepa votar con sensatez, pensando con la
cabeza, y no con el corazón, pues la práctica totalidad de los
españoles queremos seguir disfrutando de Cataluña y de sus
productos, bienes y servicios.
Brindaré
con cava catalán para que así sea.
Decisión
Económica, Heraldo Sanitario de Oregón, Diario YA y La Tribuna del
País Vasco, 25 de septiembre de 2015.
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