Aramundi es una de las 17 autonosuyas que hay en España, o 19, si incluimos las ciudades autónomas de Ceuta y Melilla, aunque éstas pronto pasarán a la satrapía marroquí.
Está situada en la zona nordeste de la península ibérica, y antes se llamaba Aragón, territorio de personas nobles, duras y austeras, aunque también hay hideputas, como en todas partes.
Ayer leí en la prensa regional que del millón trescientos y pico mil personas que vivimos aquí, alrededor de un tercio son extranjeros, medio millón más o menos, entre legales, cuatrocientos veintitantos mil, e ilegales, que dada su condición es imposible cuantificar de forma fidedigna.
Estamos, literalmente, invadidos y okupados.
¿Ustedes lo ven normal…?
Esta mañana he ido al ambulatorio, para unos análisis de orina y sangre, y me he quedado estupefacto de ver que lo que menos había eran españoles de origen.
Muchos negros, hispanoamericanos, mulatos, y unos pocos ancianos, o personas mayores, como en que suscribe, con aspecto de indios, es decir de aragoneses de origen.
Hijos del cierzo, curtidos por la vida, y por haber tenido que soportar a tantos politicastros, sin formación ni información, pero con grandes ganas de hacerse millonarios, malversando y apropiándose del dinero público, de nuestro dinero.
Un amigo, profesor de instituto, aunque debería estar en la universidad, dada su valía, me cuenta que en el instituto donde profesa ¡hay alumnos de 35 nacionalidades!
¿Ustedes creen que se puede establecer unos niveles mínimos, un baremo para todos, etc., cuándo cada uno es de su padre y de su madre…?
Hace poco leí en la prensa que en Zaragoza capital ¡residían personas de ciento y pico nacionalidades distintas! Vamos, que somos la ONU de Aragón.
¿Y no sería preferible cambiar el nombre de la ciudad a Zaramundi?
Mientras tanto el PP, nacional y regional, está encantado con esta entrada masiva de extranjeros, más de medio millón al año (aunque yo creo que son muchos más), que vienen dispuestos a vivir de nuestro “estado de bienestar”, que ya es de malestar.
Y no me llamen racista, no, que tiendo mi mano a todo extranjero que no sea un criminal, y venga aquí a trabajar, a pagar impuestos y a cotizar a la seguridad social.
Pero los que solo vienen a vivir del cuento, a recibir asistencia sanitaria gratuita, enseñanza gratuita, ropa, comida, ayudas para alojamiento, pagas sociales, de inserción, de reinserción, o lo que sea, ¡puerta!
Yo solo falta que para la abuela, es decir, Begoña Sánchez.
Cosas más raras se han visto.
¡Gracias Pedro, por ser tan hijo de…tu madre!
Publicado en Periodista Digital, El Español Digital y El Criterio (14/05/2025)
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